Este nuevo trabajo es, sin duda, el disco más rico y variado musicalmente hablando. Un disco muy inspirado, poderoso y luminoso. Y es increíble que escuchando esta docena de temas nos sigan atrapando sus crónicas tan personales como costumbristas. Estos hermanos de Cornellá, que crecieron cantando a Camarón, Los Chichos, Los Amaya, Los Chunguitos, Serrat o Sabina, y a la vez se contagiaron del heavy-rock de Extremoduro o de la corriente rapera del hip hop arrabalero. Se presentaron con un estilo propio que revolucionó la rumba catalana y la actualizó mezclando e incorporando géneros y sonidos hasta entonces ajenos.
Los Muñoz son fieles a su estilo, a la fórmula de su éxito, incluido el recurso de comenzar un tema con un compás lento de balada o a medio tiempo, a modo de introducción, hasta romper con la rumba, unas veces más rumba y otras más rockera incluso "hiphopera". Pero también saben romper sus propias reglas y "Atrapado" es un gran ejemplo, sin intro que valga... directamente al grano y con una letra que contagia desde la primera frase.
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Rumba que te rumba... Fuego, el pistoletazo de salida, marca de la casa de los Muñoz, con ese deje a lo Kiko Veneno y frases de seducción que nos encanta creernos, a unas, sí, y otro, también. De la rumba al bossa nova hay solo un pasito... para entonar uno de los cantos más bonitos que Estopa ha grabado jamás: Escrita en la frente... “...Que las canciones se me han caído...” Y de la rumba al reggae, si acaso medio paso, como en La Rueda de la Fortuna para después acelerarse en rock como inventaron The Police en “So lonely” o “Roxanne”.
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En algunas de estas canciones nuevas reinciden en sus dificultades a la hora laboriosa, inquieta y fatigosa de escribir un tema nuevo. Si hace veinte años les inspiraba la raja de una falda, hoy les cae una "Camiseta de rockanrol", por mucho que les cueste volver a enamorar, a cazar a las musas, como dice la letra: "Y vuelvo a escribir / y no sé qué poner... / Difícil para mí ponerme a componer / si no puedo concentrarme...” Y en "El último renglón" David escribe: “... Que estoy intentando escribirte una canción/ que nunca sé muy bien qué tengo que poner/ y que me falta siempre el último renglón”. También aduce sentirse prisionero en una canción... “Atrapado en esa canción/ que me atormenta de resacón... siempre me guía el instinto, pero la canción siempre vuelve”.
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En sus primeros compases, antes de arrancarse por rumba y rock, "Despertar" podría ser una canción de Enrique Urquijo/Antonio Vega. “Yo hace tiempo vivo al filo/sobre un iceberg de hielo/ en el mar de los olvidos./ Déjame que encienda un fuego/ y puedas verlo escondido...”. La película “Her” que protagonizó Joaquín Phoenix habrá orientado probablemente a David para escribir la historia ya no tan futurista de Pobre Siri, la composición más novedosa en el estilo Estopa, la más arriesgada del repertorio, una aproximación a la era electrónica con la voz de Lady Siri interpretada por la actriz andaluza María Ordóñez, conocida por su papel en la serie “La que se avecina”. La otra canción pop-pop es La Serpiente y la Luna, un cuento fantasmagórico y revelador. Y ese quejío... “Ay, la luna”.
David y Jose Muñoz ya han aprendido y ganado la confianza suficiente para autoproducirse, eso sí con el apoyo de viejos compañeros de viaje como el bajista Paco Bastante o Anye Bao -con el recuerdo siempre de José Antonio Romero y Sergio Castillo-, la guitarra flamenca de Juan Maya o la eléctrica de Ludovico Vagnone (Alejandro Sanz, Miguel Bosé) y el gran Jaime Asúa (Alarma, el Gran Jefe), que ha hecho un trabajo exquisito en la dirección de coros, sobre todo en "Los Globos", tema de protagonista travieso, resacoso, torpón y desastroso.
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En efecto, con "Fuego", David y José alegran la vida, hacen mover las caderas y juntar las palmas, algo que llevan haciendo desde hace poco más de dos décadas. Se mantienen naturales, sin fisuras, sin disimulos, sin esconder sus sentimientos ni en sus canciones ni en sus entrevistas. Alegres sí, pero también melancólicos y tiernos... Arde otra vez el espíritu indomable, silvestre, bravío de Estopa. Han compuesto despacito y a fuego lento historias suyas que son las nuestras. Sí, escriben sobre ellos mismos y, de paso, narran anécdotas y situaciones cotidianas más que reconocibles por todos.
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