Acopiador y comisionista. Paisa de nacimiento, un hombre trabajador que por la repentina muerte de su esposa, quedó encargado del cuidado y de la crianza de su pequeña hija Lina.
Las cosas para él nunca han sido sencillas. En sus años de juventud intentó varios negocios, en muchos fracasó. La luz al final del túnel la vio cuando comenzó a comercializar ganado, por esa razón fue que tuvo que dejar su tierra natal y moverse a Montería.
A su hija, inicialmente, el traslado no le hizo gracia pero Gerardo pronto le hizo entender que lo suyo, no era por gusto, era por necesidad.
Gerardo es un buen hombre, tal vez, por la vida dura que le ha tocado, es un poco serio y desconfiado.
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Después de la muerte de su esposa, no ha tenido nada serio con ninguna mujer, no es que no haya querido sólo que primero, no ha tenido tiempo, y segundo, nunca quiso compartir la atención, el tiempo y el cariño que creía debía dedicarle a su hija, con alguien más.