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Amor y amistad: ¿se pueden confundir? Experto explica las diferencias

De la mano de Sergio Molina, PhD en filosofía y especialista en amor, se analiza ese momento en el que las reglas del juego cambian y se empieza a sentir que se extraña al otro más de lo normal.

Amistad
Diferencias de los modos de amar
Foto: Instagram

“No te imaginas lo que me pasó”, “¡si te contara la última!”, “te estaba pensando”, “la telepatía existe”: expresiones de una introducción entre buenos amigos.

Que los humanos somos animales sociales, no hay duda. El relacionamiento es una necesidad humana inmediata y urgente para hacer comunidad y sociedad. Desde luego, también es evidente la preferencia que tenemos por unas personas más que por otras, la bella amistad se recarga más sobre algunos, así el genérico sea “amigos”.

Aristóteles determinaba la amistad basada en “la utilidad”, en el “placer” y en el “bien o virtud” que construyen los amigos. El frenético mundo de la posmodernidad desnaturaliza este modo de relación tan valioso y lo confunde con el de compañeros de trabajo, colaboradores, conocidos o colegas, con quienes solo se comparten causas comunes a la labor de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., pero que no gozan de la incondicionalidad que supone la amistad.

Sabios y filósofos han definido la amistad como el verdadero amor, pues está enmarcada en términos de desinterés y disponibilidad.

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Para comenzar a entender la diferencia que existe entre los modos de amar, caracoltv.com habló con Sergio Molina, PhD en filosofía y especialista en amor, con quien podremos diferenciar la relación de amigos frente a la de amantes.

De la mano del experto, repasamos las premisas que diferencian a uno del otro: los amigos, entre otras cosas, no exigen estar atravesados por la sexualidad, aspecto que sí exige y demandan los amantes. Asimismo, los amigos no son exigentes con la exclusividad, como lo son los amantes.

“Hemos vivenciado que tú puedes tener varios amigos, aunque unos sean más que otros (confidentes), los amigos pueden ser amigos de otros, no se exige exclusividad en la amistad”, expresa Sergio.

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Para diferenciar los dos términos, Borges asegura: “Es que la amistad no necesita frecuencia. El amor sí. Pero la amistad y sobre todo la amistad de hermanos, no necesita frecuencias. El amor está lleno de ansiedades, un día ausente puede ser terrible, pero yo tengo tres o cuatro amigos a los que veo una o dos veces al año”.

Como lo explica también Molina, el reclamo de los amigos es menos frecuente y airado, por eso pasan días y al reencuentro se reconocen con agrado y se ríen de una que otra característica física que los hace notar que han pasado los años.

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Un reencuentro entre amigos comienza con una alusión a épocas anteriores: “¿te acuerdas cuando…?”, y termina con el placer de haberse visto, la confirmación de seguirse viendo y la alegría de cerrar con un “déjate ver más seguido”. Los verdaderos amigos no compiten, a veces se conocen más que los mismos amantes entre sí.

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Para el amigo, lo inconfesable, el secreto y la confidencia se espera que nunca se traicione o use en contra, lo que en los amantes si pudiera suceder, traicionar y develar. Es importante considerar que la amistad no se debe desgastar en el abuso de uno de los dos que no reintegra un préstamo o que libera un secreto, no en vano el adagio que reza: “Ni al caballo ni al amigo se les debe cansar”, agrega el experto.

Como característica adicional de la amistad está la incondicionalidad; amigos 24/7 como línea de atención inmediata, que estén ahí siempre listos a la urgencia de quien requiere consejo o al menos hombro en el cual posar durezas.

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La amistad siempre transcurre, aunque a veces avanza, trasciende y muta cayendo en la tentación de cruzar la línea. No obstante, Sergio lo deja claro: los amigos se interesan entre sí, pero los amantes se atraen y a veces los cables se cruzan.

Cuando se rompe el pacto de la amistad:

En este punto, Molina explica que, de repente, las reglas del juego pueden cambiar para uno o para los dos y sentir que se extraña al otro más de lo normal, que además se le necesita y se le urge, que se puede ir mas allá.

La amistad nunca sexualizada, puede tornarse de pronto en sensual y provocativa, haciéndose evidente el deseo y la pulsatilidad de que los cuerpos se encuentren.

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La sexualidad casual puede dañar la amistad u olvidarla para siempre porque en adelante se opte por el amor de amantes. ¿Quién iba a pensarlo? Se dice muchas veces

Los grandes amigos encuentran la coincidencia y su principal capital para jurarse amor eterno es el conocimiento que se tienen mutuamente: ¡Trampa! El amor de amantes se debe fundamentar en la novedad, el interés por conocer más, la inquietud por descubrir al otro.

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Las cosas por su nombre. Tal y como lo explica Sergio, eso de “amigos con derechos”, no es más que una relación casual y deliberada, ni es esto ni es aquello, y las relaciones deben tener un nombre que les de identidad y limites, lo demás es un accidente que pueda o no repetirse y, aunque suene conservador, este experto parte de lo que tanto escucha como sinsabor en dos que creyeron sintonizar como amantes partiendo de que se conocían mucho. Ni qué decir cuando un amigo se enamora y el otro no o uno seducido quiere el cuerpo del otro sin que ese se erotice: ¡Riesgo! Uno de los dos puede condenar la amistad al olvido y desprecio, bloqueando cualquier contacto, determinando la frustración en uno y el repudio de otro y la consecuente distancia y olvido.

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Cada uno en su lugar, gratos al reencuentro:

Tal y como lo explica el experto, los que gozan de una bella amistad, tienen como contraseña de auxilio un texto que dice: “Hola ¿qué haces?”, lo que en el idioma de amigos traduce: hablemos, te necesito urgente.

Los buenos amigos se pelean por tonterías, pero se hacen fáciles a la reconciliación. Así no se escuchen sus voces, se comparten memes y enlaces en WhatsApp y se saltan diferencias deportivas y políticas, se prestan y se regalan cosas, “comen del mismo plato”, se pierden por épocas, pero luego aparecen como si nada.

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“Aquello de que, quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro, no solo es una máxima dorada, es una sentencia con más vigencia que nunca, porque los verdaderos amigos se hacen cada vez más esquivos y difíciles de encontrar”, agrega.

La amistad es una mezcla misteriosa de gustos, afinidades y hermandad. Si tienes a tu mejor amigo o amiga, cuídalo con el celo de no divulgar su intimidad en cualquier parte y, sobre todo, privilegiándolo con un modo que lo distinga del conocido, del compañero de trabajo, el roomate o el vecino.

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¡Él o Ella es el amigo, la amiga, tu amigo! De nuevo, Sergio lo reitera: hay amigos que huelen a cuaderno y plastilina, a desayuno, a recreo y a aventuras a escondidas.

Hay amigos parientes, amigos hermanos, amigos de sangre, ¡amigos del alma y para siempre!

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