La actriz Ximena Duque se ha volcado en su fe religiosa para lidiar con el duro momento que está atravesando tras poner punto final a su relación con Carlos Ponce después de seis años debido a que él no se planteaba siquiera la posibilidad de pasar juntos por el altar en un futuro.
"Mientras el mundo nos dice: 'Después de la tormenta viene la calma'; Dios nos dice: 'Yo soy la paz en medio de la tormenta'", recordó la intérprete a todos sus seguidores de Twitter.
Fueron precisamente sus creencias religiosas las que le empujaron a seguir caminos separados con Carlos para "hacer la voluntad de Dios".
"Como mujer y como mamá, como cristiana, nunca debí salir de mi casa sin haberme casado", explicaba la intérprete a People en español en la entrevista exclusiva para anunciar su ruptura con Carlos.
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Una de las principales preocupaciones ahora de la colombiana es mantener la estabilidad tanto de su hijo, Cristian (11), como de los hijos de Carlos -Giancarlo (16), Sebastián (14) y las gemelas Savanna y Siena (13)-, fruto de su fallido matrimonio con Verónica Rubio, asegurándose que los pequeños continúan en contacto.
"Ellos se hablan. Son lazos que cómo puedes romper. Mi mamá quiere muchísimo a Carlos. La mamá de Carlos me quiere mucho y yo la adoro. Va a ser difícil. Creo que la familia de Carlos llegó a mi vida para quedarse. En esos seis años hicimos una familia. Me hicieron parte de ellos", aseguraba
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Además, la ya expareja compartirá la 'custodia' del perro familiar, Oreo, que adoptaron para sus hijos cuando aún vivían juntos.
"El perro es nuestro divorcio. Tiene que ir un fin de semana allá y otro acá. Yo me fui con el perro y le dije a Carlos: 'No te preocupes, cuando los niños estén contigo el perro va para tu casa'. Ahora el perro se fue con Carlos. Le dije: 'Quédate con él cuando yo esté en Los Ángeles porque no lo puedo cuidar'", añadía Ximena.