Los restaurantes neoyorquinos favoritos de Thalía (43) no se encuentran en el SoHo o en el exclusivo barrio residencial de TriBeCa, sino en las multiculturales calles del Bronx donde creció su marido, el todopoderoso productor Tommy Mottola (65), donde el matrimonio suele regresar muy a menudo para disfrutar de las delicias culinarias italianas en alguno de los locales del vecindario.
"Lo mejor de todo es cuando vamos al Bronx, el vecindario donde creció Tommy. Vamos a las panaderías, bebemos expresos y comemos la mejor pasta del mundo. Eso sí, si solo estamos Tommy y yo nos dedicamos a conducir por las calles y a hablar. Ya sabes, para reavivar nuestro amor", confesó la mexicana a la revista Billboard.
En el terreno profesional, Thalía nunca ha temido mezclar negocios y placer, ya que es consciente de que no aprovechar el inmenso talento como productor de su marido sería "estúpido".
"[Cuando estoy grabando un disco] tenemos conversaciones muy intensas sobre arquitectura cósmica. Puede que Tommy no entienda las palabras porque no es su idioma, pero comprende el sentimiento. Y no escuchar a Tommy sería muy estúpido", añadió.
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Pero por mucho que valore el consejo de Mottola dentro del estudio de grabación, la temperamental mexicana siempre se ha resistido a quedarse a la sombra del productor, un tema sobre el que no duda en bromear insistiendo.
"[¿Cuál es el secreto de mi éxito?]. ¿Sabes con quién estoy casada? Aunque, a lo mejor soy yo la que mantengo a Mottola y él es pura imagen. Ustedes no saben, lo único que ven es a la güerita [mujer rubia]", bromeaba recientemente la artista en una entrevista a TV y Novelas.
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