La estrella mexicana sigue siendo considerada una de las mujeres más atractivas de la escena cinematográfica a sus 46 años de edad, pero eso no significa que haya olvidado por completo el terrible sufrimiento que padeció durante sus años de juventud por culpa de unos antiestéticos granitos que le llevaron a aislarse del mundo.
"Había días en los que me levantaba asustada de lo que me podía encontrar, y tras mirarme en el espejo, lo único que quería era permanecer todo el día en la cama y desconectar de los problemas. Tenía un acné crónico que casi arruina los momentos más importantes de esa época, y por eso no dudé en someterme a todo tipo de tratamientos y cremas que, la verdad, no sirvieron de mucho", aseguró Salma Hayek al diario británico Daily Mail.
Los traumas anímicos causados por el mal estado de su epidermis están detrás de uno de los proyectos más ambiciosos de la famosa actriz: la variada línea de cosméticos que, además de combatir las impurezas, parecen ser muy útiles para retrasar de forma natural el envejecimiento de la piel. Como explica la propia Salma, las innovadoras propiedades de sus nuevos productos se basan en un componente que solo se encuentra en unas extrañas plantas de su México natal, lo que no implica que sus remedios solo estén al alcance de las consumidoras más pudientes.
"Siempre he pensado que todas las mujeres tienen derecho a estar guapas y radiantes. Podría haber hecho de mi marca todo un lujo y dirigirla a las mujeres de la clase alta. Quizá habría ganado más dinero si lo hubiera hecho así y, probablemente, ahora sería más exitosa. Pero ese no es mi objetivo", apuntó.
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Esta no es la primera vez que la intérprete veracruzana habla largo y tendido de sus secretos de belleza y, más aún, de los disgustos que le provocaron en el pasado sus graves problemas estéticos. Tanto es así, que recientemente aseguró haber caído en una profunda depresión tanto por su desarrollado acné, como por los kilos de más que llevaba consigo cuando era una adolescente.
"Cuando tenía 25 años y trataba de ser alguien en Estados Unidos, todo el mundo se reía de mí. Mi acné era muy malo, me hizo caer en una severa depresión. La depresión me obligaba a comer mucho y al final me puse muy gorda, no podía salir de casa y no tenía dinero ni para pagar el alquiler", confesaba a la revista Lucky.
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