Pese a ser una de las actrices más valoradas por su elegancia en la alfombra roja, Nicole Kidman no tuvo ningún reparo en permitir a su marido Keith Urban grabarla en un trámite tan poco favorecedor como el parto de su hija Sunday (6), una decisión que a día de hoy sigue sin lamentar ya que le permite revivir una y otra vez la llegada al mundo de su pequeña.
"Dar a luz es alucinante. Lo que más recuerdo es el primer llanto del bebé. Cuando nace, ese lloro te afecta a un nivel muy profundo. Keith opina exactamente lo mismo. En realidad, grabamos en vídeo el nacimiento de nuestra hija, así que tenemos la posibilidad de volver a revivirlo siempre que queramos. Y cada vez vuelvo a sentir exactamente esa misma sacudida", aseguró la intérprete a la revista online The Edit.
Lo cierto es que desde que formara su idílica familia junto a Keith Urban -padre de Sunday y Faith (3)- Nicole ha renunciado al glamour de Hollywood para no tener que sacrificar su vida doméstica en favor de sus compromisos profesionales, trasladando su residencia de la meca del cine a Nashville.
"La realidad es que existe un número muy limitado de cosas que puedes hacer una vez te conviertes en padre. Dicen que tu arte se ve afectado irremediablemente cuando formas una familia, pero yo prefiero sin duda tener a mis niñas", añadió.
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La etapa de estabilidad emocional de la que disfruta Nicole en la actualidad parece deberse en gran parte a la madurez que le otorgan sus casi cinco décadas de vida, una coyuntura a la que no duda en otorgar gran parte de la estabilidad que caracteriza su unión con Keith.
"Keith siempre dice que somos muy afortunados por habernos conocido cuando ya habíamos recorrido gran parte de nuestra vida. Lo único triste de ello es que no podremos tener seis hijos juntos, pero también existe la ventaja de que nos conocemos de la A a la Z en todos los aspectos", concluyó.
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