Aunque en la década de los años 90 se convirtió en uno de los grandes mitos eróticos de la época gracias a su esculpida musculatura y a sus anuncios de ropa interior para la firma Calvin Klein, a sus 42 años el actor Mark Wahlberg asegura haber dejado atrás esa caótica etapa de su vida -también pasó por prisión en esos años- para convertirse en un respetable padre de familia. Tanto es así, que al artista ya no le importa lo más mínimo si sigue conservando el mismo atractivo que antes volvía locas a sus más fervientes admiradoras.
"Tengo 42 años y no me he mirado a un espejo en casi una década. La verdad es que me importa una mie*** si sigo siendo guapo o no. No me preocupo en absoluto por mi apariencia ni por mi físico. Tengo que ir al gimnasio y estar en forma debido a los requisitos de mi carrera profesional y, sobre todo, para estar preparado de cara a las escenas de acción, pero no tengo nada que demostrar a estas alturas, y menos aún impresionar a las chicas. Tengo una familia estupenda", confesó en la revista masculina GQ.
El artista estadounidense solía ser un gran aficionado a los deportes de riesgo y, de forma especial, a la práctica de todo tipo de artes marciales, aunque ahora admite que esos hábitos han hecho mella en su cuerpo y le han dejado numerosas secuelas de las que jamás podrá recuperarse por completo. Por esa razón, en su etapa de madurez Mark Wahlberg ha decidido seguir disfrutando de la actividad física con responsabilidad y a un ritmo mucho más relajado.
"El exceso de ejercicio me ha dejado muy deteriorado, y todavía siento las consecuencias de algunos errores cometidos. Cada vez que lavo los platos o me pongo en contacto con ciertos productos químicos, me arde el puño y los nudillos. Casi no puedo girar el brazo por las muchas lesiones que sufrí haciendo boxeo, y de esa clase de anécdotas te podría contar un montón, porque hace unos años era un temerario al que no le daba miedo poner su vida en peligro. Tengo 42 años, pero podría pasar por un abuelo de 75", bromeó el artista.
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