Todo tiene su lado bueno. Y si no que se lo digan a la guapa y pálida Nicole Kidman, a quien su color de piel la obligaba a quedarse bajo techo mientras sus amigos disfrutaban del sol y las altas temperaturas de su Sídney natal; tiempo que la actriz aprovechaba para embarcarse en la lectura.
"Como tenía la piel muy blanca me quedaba muchas veces dentro de casa. No podía irme por ahí a correr por la playa con mis amigos. Pero lo bueno de eso es que me quedaba leyendo libros, construyendo mi mundo interior e ideando cosas en mi cabeza", explica la actriz al Daily Mail.
Los padres de Nicole, Janelle y Antony, apoyaron su decisión de convertirse en actriz desde niña, llevándole a clases de ballet a los tres años y a clases de interpretación poco después.
"Me solían llevar al The Independent Theatre, que era muy bohemio y nos sentábamos en pufs en el suelo", cuenta la actriz.
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Actualmente Nicole y su familia -su marido Keith Urban y sus hijas Faith (4) y Sunday Rose (7)- viven en Nashville, Tennessee, lugar que la actriz adora.
"Ciudad más pequeña, ritmo más lento, cosa que prefiero. Además, estás viviendo una vida, en lugar de estar simplemente analizándola y hablando de vivirla. Mis hijas tienen acento del sur, es donde la carrera de mi marido está y me encanta".
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