Aunque su papel de estrella de la telerrealidad implica convivir a menudo con las cámaras, a Kim Kardashian no le ha gustado nada la ocurrencia de su marido, el rapero Kanye West, de instalar un circuito de cámaras de vigilancia dentro de su propia casa para mantenerse informado de los progresos de su primogénita North (13 meses).
Gracias a la presencia de un indiscreto objetivo en cada una de las habitaciones, incluyendo el cuarto de baño, la casa que el mediático matrimonio posee en Los Ángeles se ha convertido en un territorio completamente accesible para Kanye desde cualquier punto del globo terráqueo.
"Kanye es muy protector con North y le encanta la idea de poder comprobar en todo momento qué hace la niña mientras él está fuera de gira. Por eso encargó la instalación de numerosas cámaras de alta tecnología por toda la casa. Es su padre y quiere que tener un papel determinante tanto en su crecimiento como en su educación. Pero a Kim no le ha gustado nada todo esto, le incomoda mucho ser espiada y, de hecho, le ha dicho a Kanye que siente que no se fía de ella como madre", aseguró una fuente al periódico Daily Star.
Pese a las reticencias de su indignada esposa, el músico espera que la controvertida medida le ayude a mantenerse presente como figura paterna en la vida de su pequeña, además de permitirle estar pendiente de si North cumple adecuadamente con su rutina de natación y "baby yoga".
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"Kanye ha terminado de convencer a Kim sobre los beneficios de tener cámaras en casa, utilizando el argumento de que echa mucho de menos a North y de que cree que están empezando a distanciarse. Además, tiene claro que debe supervisar constantemente las tareas de la niña, sus clases de natación y de 'baby yoga', aunque esté a miles de kilómetros", reveló la misma fuente.