Aunque por el momento no parece tener muchas ganas de formar su propia familia, el cantante Enrique Iglesias tiene muy claro que de convertirse en padre en un futuro su máxima prioridad sería lograr que sus hijos fueran felices, un objetivo que desde su punto de vista no le obligaría a seguir anclado a un matrimonio en el que el amor se hubiera extinguido por completo.
De hecho, su propia experiencia personal tras el divorcio de sus padres, el legendario cantante Julio Iglesias y la famosa Isabel Presley, le ha permitido aprender a valorar la importancia de contar con unos progenitores considerados y bien avenidos, sin que ello dependa de si forman parte o no de un sólido núcleo familiar.
"Soy alguien que viene de padres divorciados, así que creo firmemente que es mejor tener padres que se hayan separado pero que mantengan una buena relación, en vez de unos que sigan juntos pero siendo infelices", confesó el artista durante una entrevista radiofónica en la emisora neozelandesa Mai FM, donde también confesó que no dudaría en seguir el ejemplo de sus propios padres en un futuro: "Si yo tuviera hijos, y al final resultara que no soy feliz con su madre, no seguiríamos juntos como pareja. Al final, lo único que realmente importa es ser buenos padres para los niños".
Más allá de sus convicciones personales, Enrique puede sentirse satisfecho en este sentido al mantener una de las relaciones más longevas y estables de la industria musical junto a su pareja, la extenista Anna Kournikova, un romance de más de diez años que es capaz de compaginar a la perfección con su intenso ritmo de trabajo.
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"Aunque esté recorriendo el mundo con giras, presentaciones o cualquier evento promocional, siempre tengo claro que en 10 o 15 días tengo que volver a casa para estar con mi pareja. Es muy importante para mí contar con esos días de privacidad, es muy saludable para nuestra relación", revelaba recientemente al canal STV, cadena de televisión escocesa.