El atractivo Chris Pratt no solo se ha convertido estos días en uno de los grandes reclamos de la superproducción 'Guardianes de la galaxia' por la elegancia que irradia en todas las alfombras rojas en las que promociona la película, sino también por el encanto personal que se desprende de la conmovedora historia de amor que protagoniza junto a la también actriz Anna Faris, una relación marcada por el nacimiento prematuro de su hijo Jack hace casi dos años.
"Sinceramente, es muy duro ver que tu hijo tiene que pasar varios meses en la unidad de cuidados intensivos porque tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. El hecho de que se recuperara, cogiera fuerzas y acabara viniéndose a casa con nosotros me cambió la vida: me unió mucho más a mi mujer y a mi familia, y sobre todo me sirvió para volver a creer en Dios. Desde luego, redefinió la manera en la que veo la vida y el mundo en general", confesó el intérprete a la revista People.
Una de las consecuencias que se derivan de esa nueva perspectiva vital que tiene hoy en día hace referencia a su exitosa carrera cinematográfica, concretamente al hecho de que su trabajo haya pasado a un segundo plano en comparación con la prioridad absoluta que otorga al cuidado de su pequeño. Como asegura el propio artista, su objetivo inicial de "conquistar Hollywood" se ha convertido ahora en un desafío que ya no le apasiona en la misma medida que antes.
"Cuando llegamos aquí [mi mujer y yo], nuestro único propósito era conquistar Hollywood y aprovechar al máximo las posibilidades de estar en la meca del cine. Ahora que tenemos un hijo y una vida en común, por supuesto, seguimos totalmente comprometidos con nuestras carreras, pero está claro que las necesidades de nuestro pequeño siempre serán más importantes. Ser padres hace que tu vida entera gire en torno a tus hijos", reflexionó el apuesto intérprete.
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