Cate Blanchett decidió apostar por la fusión, uniendo dos estéticas tan dispares como la griega y la faralae en un vestido blanco al que le sobraban un par de metros de tela. Por su suerte para Cate Blanchett, la velada se presentó sin viento, porque de otra forma la estrella se las hubiese visto y deseado para mantener a raya tantos volantes, aunque al menos su pelo no le habría dado ningún problema gracias a los kilos de fijador con que se lo peinó.
Actualizado: febrero 05, 2016 07:07 p. m.