La actriz Amanda Seyfried no puede evitar esforzarse mucho más cuando prepara un personaje de cara a una obra de teatro que cuando lo hace para una película, básicamente porque no quiere decepcionar a un público que ha pagado una cantidad considerable para ver su representación sobre las tablas.
"En una película puedes disimular un poco si tienes un día perezoso, pero no puedes hacerlo sobre un escenario. No quieres hacerle algo así a una persona que acaba de pagar entre 100 y 400 dólares por una entrada. Quieres contar la historia. Quieres hacerlo lo mejor posible, y en las películas rara vez doy lo mejor de mí misma", explica la actriz en la edición británica de la revista Marie Claire.
Aunque la experiencia de participar en la obra 'The Way We Get By' está resultando increíblemente reveladora, Amanda reconoce que implica demasiados sacrificios personales que no sabe si está dispuesta a aceptar.
"Me está haciendo revaluar mis ideas sobre qué quiero hacer con mi carrera. El mundo del teatro es muy duro, tienes que estar dispuesto a sacrificar muchas cosas. Nadie tiene vida personal, es difícil concentrarse en cualquier otra cosa. Ahora apenas tengo tiempo para mis aficiones, casi no tengo tiempo para ir al gimnasio y como cada comida del día en el teatro. Cuando estoy rodando una película, generalmente hago punto o pinto, pero ahora entre cada representación aprovecho para dormir o meditar", añade.
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Sin embargo, Amanda también ha experimentado el lado menos amable de la industria del cine al ver cómo su película 'Lovelace' -un biopic sobre la estrella del porno Linda Lovelace- fracasaba en taquilla a pesar de ser su "mejor trabajo".
"Resultó muy frustrante [que la película no fuese un éxito]. Pero no tengo ningún control una vez acabamos de rodar y cada uno tiene su propio punto de vista. Dicho eso, sigo creyendo que es lo mejor que he hecho. Soy muy crítica como actriz, interpretar a otra persona resulta muy duro".
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