¿Cómo era la seguridad en Rock al Parque hace 25 años?

Con puños, bates de béisbol, perros y cadenas, la seguridad controlaba a los asistentes de la primera versión del Rock al Parque en el año 1994. 

Fuerza de Paz es el equipo de seguridad encargado de las bodas de plata de Rock al Parque 2019. Cuando Mario Duarte, Berta Quintero y Julio Correal tuvieron el sueño de traer bandas destacadas del rock a un espectáculo gratuito en la capital, también pensaron en que La Policía no era la entidad más propia para controlar a un grupo de adolescentes comandados por la furia del rock, en una época donde la mayoría de estos vestían taches y agujas puntiagudas y además odiaban la fuerza pública de control.

Entonces se creó Fuerza de Paz, un grupo de metaleros jóvenes para que intervinieran en la seguridad del evento:

"Hace 25 años no había experiencia para nada. Ni en producción, ni en logística, ni en seguridad, que era lo que hacíamos nosotros. Nos tocó controlar a puño limpio y con bates. La gente no estaba educada en los conciertos y había mucha agresividad". Dijo Jhon Carranza, que en ese entonces tenía 19 años y ahora vuelve a participar en la seguridad del evento, pero ya con un cambio cultural tan grande que se convive entre policía, asistentes y seguridad.

En ese entonces, Julio Correal estaba en banca rota después del desastroso concierto de los Guns & Roses en Bogotá. Unos meses después vio como un fan lloraba al no poder entrar al concierto de Aterciopelados por falta de dinero y también vio cómo los hijos de los empleados de la alcaldía entraban gratis y entendió que desde el Gobierno se podía potenciar la cultura y la música y entregarle eventos gratuitos no sólo a sus cercanos, sino a cualquiera que quisiera entrar. Y con esta idea de rebeldía y amor por la música surgió uno de los eventos más grandes de la historia colombiana.

Jhon definió Rock al Parque con una palabra: descontrol. Días en los que miles de personas llegan y se apropian de los gritos, de mensajes sociales y políticos, se amarran las botas y se desembocan en los pogos tan presentes y apasionantes del festival. Ahora con mucha más convivencia que hace un cuarto de siglo, pero con el #sonidoestridente y la rebeldía intacta que caracteriza el descontrol en el rock.

Por: Luisa Ortiz

 

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