Las ganas de consagrarse en la música vallenata llevaron a Patricia y a sus amigas a las playas de Cartagena, en donde cantaban para vender el ceviche de camarón con el que buscaban ganarse unos cuantos pesos.
El destino logró que Ricardo Cabello escuchara la voz de Patricia e inmediatamente le propuso cantar en un evento privado. A pesar de estar asustadas, las tres jóvenes deciden subirse por primera vez a una tarima e impresionar a todos los presentes con su talento.