A pesar de estar casada con el poseedor de una de las mayores fortunas de Francia, François-Henri Pinault -dueño de marcas como Gucci o Saint Laurent-, Salma Hayek continúa pagando sus facturas religiosamente cada mes, demostrando que eso de convertirse en una mujer florero no va con ella.
"Todavía pago mis facturas, absolutamente. Si me quitaran eso me sentiría muy rara. Creo que es parte de lo que me da seguridad en mí misma, el trabajar y saber que puedo pagarlas. Me moriría si no me dedicara a otra cosa que a hacerme la manicura y acudir a almuerzos. Eso sería una pesadilla para mí. Fue una de las condiciones que puse cuando me casé con François. Le dije: 'Escucha, me parece que no voy a ser una dama de sociedad, ¿vale?'. Y me contestó: 'Por supuesto que no, ¡odiaría que lo fueras!'", reveló la intérprete mexicana a la revista G2.
Curiosamente, Salma está convencida de que fue precisamente el hecho de que nunca haya sido una socialité obsesionada con la moda lo que le ayudó a conquistar a uno de los solteros más codiciados de dicha industria, para sorpresa de propios y extraños.
"Nunca he sido una 'fashionista', una chica que se preocupe por la moda. Estaba rodeada de 'fashionistas' que se burlaban de mí porque no me importaba en absoluto. Y cuando empecé a salir con François me decían: '¿Cómo es posible que hayas sido tú entre todas las personas quien haya acabado con ese hombre? No te importa nada la moda'. Y yo respondía: '¿Sabes qué? Probablemente eso le resultó muy refrescante'", confesaba recientemente la actriz a la revista The EDIT.
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