Ahora que se ha confirmado oficialmente que la malograda Peaches Geldof, hija del roquero Bob Geldof y de la también desaparecida Paula Yates, falleció de una sobredosis de heroína el pasado mes de abril, no han dejado de surgir nuevos detalles sobre las condiciones de vida que rodeaban a la joven periodista en los meses previos a su fallecimiento, una situación caracterizada por la profunda depresión en la que estaba sumida y por una perjudicial adicción a las drogas que, sin embargo, parecía ser ignorada deliberadamente por sus más allegados.
"Es una pena que Peaches muriera sola y sin amigos. Llevaba muchos años batallando con todo tipo de problemas, derivados de su fragilidad emocional y del coqueteo que mantenía con determinadas sustancias. Aquellos que estaban a su lado todo el tiempo, sobre todo sus mejores amigos, optaron por lavarse las manos ante lo que pudiera ocurrir y se quedaron callados en vez de tratar de ayudarla", aseguró Gerry Agar, antiguo confidente de Paula Yates, a la edición británica de la revista Grazia.
El propio Gerry asegura además que él fue una de las pocas personas que trató de alertar a Peaches sobre las dramáticas consecuencias de sus actos, ya que no dudó en escribirle una carta en la que le animaba a buscar ayuda profesional para liberarse cuanto antes de sus destructivas adicciones. Poniendo de ejemplo el triste final de su madre Paula, quien se suicidó en el año 2000 como consecuencia de una serie de traumas similares, Gerry insiste en que hizo todo lo posible para impedir que Peaches corriera la misma suerte que la modelo.
"Nunca respondió a mi carta, y eso que le pedí encarecidamente que se pusiera en contacto conmigo para abordar juntos sus debilidades. Siento no haber podido hacer más para evitar que terminara así, jamás volví a saber nada de ella hasta que me enteré por la prensa de que nos había dejado para siempre", apuntó en la misma conversación.
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