A pesar de que siempre entrevistaba rigurosamente a todos los cirujanos que la iban a operar, la presentadora Joan Rivers (81) no pudo evitar que se produjeran negligencias médicas en la última intervención quirúrgica a la que se sometió, ya que su médico personal se habría hecho un selfie mientras la estrella televisiva se encontraba sedada en la mesa de operaciones, además de practicarle una biopsia en las cuerdas vocales para la cual no tenía autorización, según informa CNN.
El incidente habría tenido lugar en la clínica neoyorquina Yorkville Endoscopy, donde Joan Rivers acudió para someterse a una operación rutinaria en las cuerdas vocales durante la cual sufrió una parada cardiorrespiratoria.
Los responsables de la clínica han querido desvincularse del accidente asegurando a los investigadores contratados para esclarecer las causas de la muerte de la artista que el gastroenterólogo de la clínica, el doctor Lawrence Cohen, terminó de hacer su trabajo antes de que el médico personal de la presentadora le realizase la biopsia.
Fue justo antes de realizar dicha biopsia cuando el médico de Joan Rivers sacó la cámara para hacerse una foto con ella, que se encontraba anestesiada en ese momento. Acto seguido procedió a realizar la biopsia, durante la cual las cuerdas vocales de la presentadora comenzaron a inflamarse, lo que provocó que dejara de llegar aire a sus pulmones, según apuntan las primeras investigaciones sobre su fallecimiento.
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La popular presentadora estaba cansada de los problemas que padecía en las cuerdas vocales desde hacía tiempo, por eso decidió someterse a dicha operación.
"Te dije que no me encontraba bien. Mi voz me ha estado dando problemas. No sé lo que es, pero es una mier*a. Ya estoy cansada", se quejaba Rivers en una grabación de voz del mismo día en que entró en quirófano.
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