En los inicios de su carrera en el ojo público, y antes de que un vídeo sexual la convirtiera por primera vez en la protagonista absoluta de la historia, Kim Kardashian vivía bajo la alargada sombra de su amiga Paris Hilton, y gracias a ello sabe muy bien cuáles son las diferencias entre ser una celebridad de primera o de segunda: principalmente, los regalos que recibe.
La estrella televisiva ha experimentado los sinsabores que supone perder totalmente el anonimato como una de las mujeres más reconocibles y observadas del planeta, tanto en la vida real como en las redes sociales, pero tampoco trata de negar que ser famosa conlleva muchas otras ventajas.
"Todas las m**rdas que consigues gratis. No, los viajes gratis. Viajes gratis, aviones gratis, ¡todo gratis! Y me encanta compartir. Cuando consigo cosas gratis, lo comparto literalmente con todo el mundo: familia y amigos", aseguró en un arranque de sinceridad cuando le preguntaron qué era lo que más le gustaba de ser una celebridad en la conferencia Create & Cultivate celebrada este fin de semana en Los Ángeles, en la que también quiso recordar que disponer de ese tipo de lujos sin ni siquiera pedirlos no compensaba el que en ocasiones se sintiera encerrada en una jaula de oro.
"Hay veces que tengo un aspecto horrible y que me gustaría salir a la calle y comerme un churro sin tener a todo el mundo pegado a mi cul*", reconoció la esposa de Kanye West.
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A pesar de que bromee con su ostentoso estilo de vida, Kim insiste en que a día de hoy no necesita rodearse de lujos: "Ahora opto por los viajes cuando se trata de hacer regalos. Las cosas materiales ya no me hacen feliz, pero las experiencias que vivo sí. Por mi cumpleaños, mi marido me llevó a un hotel en Utah durante dos días, y nos pasamos todo el tiempo durmiendo. Me pareció muy divertido, porque todo el mundo necesita desconectar mentalmente de vez en cuando", aseguró haciendo referencia al atraco a mano armada del que fue víctima en octubre de 2016.
Por: Bang Showbiz
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