No importa que Kevin Spacey sea uno de los rostros más conocidos de la gran pantalla, ni que haya sido director artístico del famoso teatro Old Vic de Londres durante 10 años, el actor sigue teniendo mucho cuidado con sus finanzas porque en su niñez vio cómo no tener dinero afectó a su familia.
"Me sigo preocupando por el dinero. Vengo de una modesta familia de clase media. Mi madre era la principal proveedora de dinero, mi padre pasaba muchas temporadas parado y vi lo difícil que era aquello y la repercusión que tuvo en él. Tenía claro que yo no iba a ser así", cuenta en la edición británica de la revista GQ.
Pero, pese a eso, Spacey tampoco es del tipo de persona que se regodee en la abundancia y se quede parado en una esquina contando billetes porque -asegura- aún le quedan muchas cosas por conseguir en la vida.
"La gente que está muy feliz consigo misma es tremendamente aburrida. La peor palabra del mundo es 'satisfecho'. Cuando estuve en Londres la gente creía que estaba loco. ¿Por qué no quedarme sentado frente a una piscina de Beverly Hills cobrando cheques? Ese no es el estilo de vida que quiero", añadió para después confirmar que aunque es feliz no está satisfecho: "Sí, eso es. No estoy satisfecho porque todavía tengo objetivos".
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