Aunque Emma Stone tiene muy bien aprendida la lección sobre los nocivos efectos del sol en la piel, lo que ya no tiene tan claro es la diferencia entre sombreros de verano y de invierno. En su caso, ese pequeño detalle marca la diferencia entre un look demasiado oscuro -como es el caso- y uno más apropiado para las temperaturas estivales. Si la joven hubiese apostado por un diseño en un tono claro, o una pamela de paja, su blazer y camiseta gris no habrían proyectado un efecto tan sofocante durante su paseo por el Soho neoyorquino.
Actualizado: febrero 05, 2016 07:05 p. m.