Puede que casarse con un multimillonario dueño de marcas como Gucci o Saint Laurent sea el sueño de muchas mujeres, pero no el de la actriz Salma Hayek, quien en el fondo está convencida de que fue su falta de interés absoluto por el mundo de la moda lo que le ayudó a conquistar a su marido, el empresario de moda francés François-Henri Pinault.
"El fin de semana me paseo por ahí en pijama. A veces puedo llegar a hacer un esfuerzo, pero la mayor parte del tiempo no tengo vergüenza. No me da vergüenza estar cómoda", explicó la intérprete a la revista The EDIT, recordando lo mucho que sorprendió a sus allegadas la ironía de que fuera precisamente alguien como ella quien hubiese conquistado a uno de los hombres más importantes de la industria de la moda: "Nunca he sido una 'fashionista', una chica que se preocupe por la moda. Estaba rodeada de 'fashionistas' que se burlaban de mí porque no me importaba en absoluto. Y cuando empecé a salir con François me decían: '¿Cómo es posible que hayas sido tú entre todas las personas quien haya acabado con ese hombre? No te importa nada la moda'. Y yo respondía: '¿Sabes qué? Probablemente eso le resultó muy refrescante'".
Aunque su pasión por la comodidad no ha cambiado desde que formara una familia junto a Pinault, lo que sí lo ha hecho ha sido su filosofía a la hora de afrontar su carrera profesional, ya que ahora no duda en rechazar ofertas interesantes con tal de no separarse de su hija Valentina (7).
"Jamás disfrutaría de la vida tan plena que tengo ahora si no fuera por mi familia; ser madre y esposa es lo que más me importa hoy en día y siempre será mi máxima prioridad, sobre todo porque no he encontrado nada en el mundo que me dé más satisfacciones que cuidar de mi hija y asegurarme de que mi marido está bien en todo momento. La sonrisa en sus caras es el mejor premio que puedo recibir por el esfuerzo de llevar la casa y planificar nuestro día a día", revelaba la actriz a la revista HELLO!
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