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En lo que podría considerarse un curioso paralelismo con la vida real, si se dan por ciertas las especulaciones en torno a una crisis en su matrimonio, Beyoncé y su marido Jay Z estuvieron a punto de arruinar una boda durante su escapada a Portofino (Italia) al irrumpir en la iglesia en la que se estaba llevando a cabo la ceremonia mientras se dedicaban a hacer turismo.
Por suerte para la famosa pareja, los recién casados se tomaron con buen humor la intrusión en su enlace, invitando a los inesperados asistentes a unirse al resto de invitados a la hora de posar para las fotografías, pese a que la cantante no iba precisamente ataviada para la ocasión al llevar por todo vestuario la parte de arriba de su bikini y una falda.
Sin embargo, la afortunada novia parecía más que dispuesta a hacer una excepción en las normas de etiqueta, ya que se le podía ver sonriendo de oreja a oreja, claramente encantada de contar con dos estrellas de la industria discográfica en su gran día.
Tras la simpática anécdota vacacional, Jay Z y Beyoncé han puesto rumbo a la Riviera francesa, donde se les ha podido ver disfrutando de un merecido descanso como una pareja de enamorados más. La más que evidente buena química del matrimonio vendría a desmentir los rumores de divorcio, confirmando de paso las declaraciones del padre de la artista, Matthew Knowles, quien recientemente aseguraba que el bache que estaría atravesando la relación de su hija con Jay Z no era más que una estrategia para aumentar la venta de entradas de su gira.
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"En algunas ocasiones tienes que darle un poco de vida a la gira. Es algo que se conoce como el truco mental del Jedi. Los trucos mentales del Jedi consiguen engañarte completamente", declaraba el productor durante una entrevista radiofónica en la emisora 104.1 KRBE de Houston.
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