Damos por hecho que cuando Anna Wintour se pone algo que nos resulta estrambótico o pasado de moda, la culpa es nuestra por no estar al día de las últimas tendencias. Porque si no no nos quedaría más remedio que apuntar el asombroso parecido que guarda la todopoderosa editora de Vogue con cualquiera de las señoras que van a misa los domingos por la mañana en nuestro pueblo, rebeca de punto incluida.
Actualizado: febrero 05, 2016 06:49 p. m.