La actuación de Adele en la gala de los Grammy el pasado lunes estuvo plagada de problemas de sonido debido a que el micrófono del piano se cayó y golpeó las cuerdas del instrumento desafinándolo y a que los niveles de volumen no paraban de fluctuar. Al concluir la interpretación, Adele se sentía tan avergonzada que se pasó un día entero llorando.
"Me sentí muy avergonzada. A la mañana siguiente me desperté y la gente en Inglaterra no paraba de decir: 'Todavía te queremos, no te preocupes'. Y yo pensaba: 'No os he preguntado si todavía me queréis, pero gracias'. Fue muy embarazoso. Básicamente ayer me pasé todo el día llorando. Ayer no paraba de echarme a llorar sin previo aviso. Pero no pasa nada, está todo bien", confesó la intérprete en el programa de Ellen DeGeneres.
A la cantante no le preocupa sin embargo no haber llegado a todas las notas porque eso es algo que le sucede a menudo en sus actuaciones en directo.
"De todas formas siempre tengo la voz algo temblorosa, es por la emoción. O sueno muy plano o muy agudo, es que me emociono", añadió.
Publicidad
La parte positiva del "desastre" de los Grammy es que ahora Adele se siente preparada para afrontar cualquier cosa porque nada podrá ser peor.
"No creo que las cosas puedan ir peor que en los Grammy, así que me parece que desde ahora irá bien. Quitaré importancia a cualquier cosa que pase. Si [la gala] no hubiese sido en directo habría hecho alguna broma, pero como lo era, no podía intentar tomar las riendas de todo el asunto. La próxima vez lo haré. La próxima vez que tenga algún problema de sonido voy a parar y decir: 'Lo siento, esto no está funcionando'. Si tenemos tiempo para repetirlo lo haremos, si no, pues adiós".
Publicidad