Las críticas no son algo que cualquier persona acepte de buen grado, y Keira Knightley es un claro ejemplo de ello. Tras cumplir los 25 años, la intérprete londinense se obligó a si misma a pasar por el difícil trance de aprender a aceptar las opiniones de otros sobre su trabajo ya que durante sus primeros años como actriz llevaba las críticas a un plano demasiado personal.
"¿No consigo papeles por el aspecto que tengo? Sí. ¿Consigo papeles por el aspecto que tengo? Sí. ¿Qué puedes hacer al respecto? Yo tengo el aspecto que tengo, no estoy dispuesta a destrozarme la cara. Hasta que cumplí los 25 era muy neurótica con las críticas y me las tomaba demasiado en serio. Me era muy difícil quedarme a un lado de todo eso y me lo tomaba de una manera muy personal. En parte porque como actriz no quieres tener esa frialdad, y yo no sabía cómo ser emocionalmente abierta y al mismo tiempo lo suficientemente fría como para que las cosas no me afectasen", confesó al periódico Daily Mirror.
Sin embargo, tras comprender que no podía controlar lo que los demás pensaban sobre ella y sobre su trabajo, Keira (29) vive ahora su profesión de una manera mucho más relajada.
"No sé si es una reacción química, en cierto modo me di cuenta de que nada de aquello importaba y de repente entendí que hay cosas sobre las que puedes tener el control y otras sobre las que no lo tienes", aseguró, para luego añadir: "No busco mi nombre en Google, ese era el problema antes de que cumpliera los 25. No lo hacía todo el tiempo, pero sí veía suficientes cosas como para decir: 'Oh, no deberías estar mirando esto'. Quiero decir que no necesitas mirarlo, no te ayuda. Tienes que estar bastante atento a no hacerlo. Y creo que es lo mismo si estás en las redes sociales, si haces público algún aspecto de tu vida, estás abriendo las puertas a que haya muchas críticas y a que muchas personas digan que te odian", declaró.
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