La cantante Beyoncé y la estrella televisiva Kim Kardashian han coincidido en más de un acto público durante los últimos años y no han dudado en posar sonrientes ante las cámaras como dos buenas amigas a las que, además de sus respectivos matrimonios con Jay Z y Kanye West, parece unirles una gran complicidad, pero lo cierto es que esa amistad sería en realidad una mera maniobra publicitaria para contentar a la opinión pública y aprovechar mutuamente la expectación mediática que ambas generan.
"La verdad es que a Beyoncé nunca le ha gustado Kim, nunca se ha mostrado realmente sincera en este aspecto. La única razón por la que la tolera es porque sus maridos son amigos desde hace muchos años y es importante que ellas se lleven bien porque tienen intereses y amigos comunes, como Jennifer Lopez. Beyoncé ha tratado de disimular su malestar cuando está cerca de ella, y en cuanto tiene oportunidad, se inventa una excusa para abandonar la conversación", reveló una fuente al diario The New York Post.
Aunque tratan de mantener una actitud cordial la una con la otra, Kim tampoco habría podido evitar dejar entrever cierta hostilidad ante la que fuera líder de las Destiny's Child desde que esta última decidiera a última hora no asistir a su enlace matrimonial con Kanye, que tuvo lugar hace ya dos años, pese a que su nombre había sido tallado en mármol junto a la del resto de invitados.
"Lo que hizo Beyoncé con respecto a esa boda demuestra perfectamente que Kim no le produce demasiada simpatía, y todo sea dicho, tampoco ayudó a que Kim pudiera formarse una buena opinión sobre ella", explicó el mismo informante.
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A diferencia de hace unos años, cuando Jay Z y Kanye West protagonizaban conjuntamente multitudinarias giras mundiales que hacían las delicias de sus fans, en los últimos tiempos las dos familias se habrían ido distanciando irremediablemente la una de la otra coincidiendo con el progresivo deterioro de la relación entre los dos raperos, un enfriamiento que Kanye puso claramente de manifiesto recientemente durante uno de sus últimos conciertos.
"No me llames después del atraco [que sufrió Kim en París] y me preguntes qué tal estoy. Si de verdad te preocupas por mí, ven a mi casa. Tráete a los niños y sentémonos a charlar como hermanos. Pero no aguanto esta mierda de que nuestros hijos nunca han jugado juntos", fue el reproche que el intérprete lanzó desde el escenario al que, sin nombrarle, solía ser uno de sus mejores amigos.
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