Aunque la paternidad no siempre es compatible con una carrera de éxito en el cine, para el actor Tom Hanks convertirse en padre por primera vez a los 21 años junto su exmujer Samantha Lewes supuso una salvación porque esa nueva responsabilidad le mantuvo alejado de malos hábitos.
"Soy afortunado. Estuve a cargo de otras personas desde muy joven, así que no pude permitirme el lujo de desordenarse muy a menudo. Nunca he bebido demasiado. Nunca me he emborrachado. Me parecía que era más divertido ser consciente de lo que estaba viviendo. Me he descontrolado en alguna ocasión, pero no se convirtió en una costumbre", confiesa Tom a la revista Radio Times.
A pesar de que nunca tuvo problemas con el alcohol y las drogas, el intérprete sí cometió el error de abusar de la comida rápida, debido a la cual acabó desarrollando diabetes tipo 2.
"Formo parte de esa generación de estadounidenses que pasó completamente de todo y ahora ha descubierto que tiene una enfermedad. Siempre he estado gordo. Me han visto en mis películas, saben cómo estaba. Fui un completo idiota. Pensaba que quitándole el pan a las hamburguesas de queso podría librarme de la diabetes. Pues resulta que hace falta más que eso", lamenta la estrella de Hollywood.
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A consecuencia de su enfermedad, Tom, que anunció públicamente que padecía diabetes en 2013, ya no puede aceptar ningún papel que le exija engordar o adelgazar, pues mantener un peso estable es la clave para controlar su problema de salud.
"Mi médico me ha dicho que si mantengo mi peso a raya podré sobrellevar la diabetes", aclara.
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