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Nos vemos luego
¡Veámonos!

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Esta fue la primera comida que probó Iván en su llegada Hanói

Antes de viajar me metí en la cabeza que solo iba a comer vegetales para evitar que me metieran perro o gato, o cualquier vaina rara.

Después de nuestro laaaaaaargo viaje de 48 horas finalmente llegamos a Hanói y nos encontramos con algunos productores y reporteros de Asia Express, que habían llegado días antes a la ciudad. De una nos dijeron que dejáramos las maletas en el cuarto y que saliéramos a comer. 

Yo ya tenía mi estrés por el tema de la comida, pues siempre hemos tenido ese mito en la cabeza de que los orientales se comen todo lo que se mueve. Que en Vietnam comen perro y gato, que en todas partes se echan al buche cucarachas, hormigas, escarabajos, etc... Entonces yo estaba decidido a ser más vegetariano que nunca, a alimentarme a punta de lechuga y una que otra hierbita que encontrara en el camino, y frutas; frutas por montones que también tenía el dato de que eran buenísimas en la zona (papaya, piña, mango).

Pues llegamos al restaurante que quedaba ahí cerca al hotel y lo primero que veo es un señor lavando en pleno andén la lechuga, ahí en pleno pavimento pelao, y apenas nos vio la recogió y la echó en una coca para ponerla en la mesa que improvisadamente armó en dos segundos en el mismo andén en el que estaba lavando la lechuguita!. Pregúntenme cuántas ganas me quedaron de comer lechuga... ohmmmmmm, empezó mi calvario gastronómico.

Pedí el baño para lavarme las manos y me hicieron seguir por el restuarante. Bueno... restaurante es mucho decir. Era un pasillo lleno de gente en el piso, con todo en el piso, las cocas en el piso, la estufa en el piso, la comida en le piso, todo pasa en el piso. Pero vi que fritaban unas arepitas deliciosas, esas me antojaron porque eran fritas y ya con la manteca perdían cualquier mugre que tuvieran. Pero al salir del baño veo que un niño que estaba en el piso había regado todas las arepitas y jugaba con ellas como si fueran pelotas. Sí así fue, acto seguido me fui a comer con mi gente que... ya estaba también en ¡EL PISO!... todo es en EL PISO... Y mi hambre pues ya la tenía también por EL PISO.

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Jajajaja, todo esto lo pensaba y escudriñaba mientras bebíamos cerveza Saigón, la más popular en Vietnam. Y llegaron los satays, la giosas, el lomo, las "arepitas balón", la "lechuga andenera", las salsas picantes, ¡mucho picante! y... ¿adivinen cuánto comí? ya se imaginarán ustedes. 

Ese fue mi primer contacto con la famosa gastronomía vietnamita, afortunadamente quedan muchos días de carrera y espero desquitarme.

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