El estilo de vida plagado de excesos y fiestas sin fin nunca ha resultado atractivo a los ojos de la joven Taylor Swift, quien evitó probar las bebidas alcohólicas antes de alcanzar la edad legal para beber con el objetivo de no cumplir el cliché de estrella juvenil que acaba yendo por el mal camino.
"No probé una gota de alcohol hasta que cumplí 21 años. Sé que otra gente es capaz de hacer que salir de fiesta parezca divertido y chic, pero en mi caso la gente iba a tergiversar la realidad para poder vender la historia de: 'La novia de América se desata y pierde los papeles'. Así que me aseguré de que nadie pudiese escribir nunca algo de ese estilo sobre mí, y no siento que por ello me haya perdido nada en mi vida", aseguró la joven a la edición británica de la revista Vogue.
Si bien su decisión de no convertirse en uno de los rostros habituales en los clubes más exclusivos del momento requirió de toda su fuerza de voluntad, a día de hoy Taylor está convencida de que le ayudó a aprender una de las lecciones más valiosas en el mundo del espectáculo, cómo permanecer fiel a sí misma.
"Mantenerte firme y tener la capacidad de decir no, sin por ello sentirte culpable después, es algo muy importante en todos los aspectos de tu vida. Incluso si eso hace que te sientas incómoda cuando tienes 16 años y estás en una fiesta rodeada de gente borracha", añadió.
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