Hace seis meses Nick Carter, el todavía componente de los Backstreet Boys que siempre había proyectado una imagen de chico bueno, se veía envuelto de pronto en la oleada de acusaciones que sacudían la industria del cine y de la música en el marco de movimientos como #MeToo o Time's Up, que buscan acabar con las dinámicas de acoso y violencia sexual en el plano laboral.
Una antigua cantante llamada Melissa Schuman afirmó el año pasado que el cantante la había violado en 2003, cuando ella tenía 18 años, después de que se conocieran rodando una película para televisión y él la invitara a su casa. Según la versión de los hechos de la mujer, cuando llegaron a la vivienda el intérprete habría cambiado radicalmente de actitud, obligándole a practicar sexo oral antes de arrastrarla al dormitorio y forzarla a mantener relaciones sexuales pese a sus negativas. En el momento en que compartió su relato, Melissa -que confesó lo sucedido en la vivienda del cantante a sus más allegados y su terapeuta, quienes sostiene que pueden corroborar su testimonio- quiso dejar claro que no buscaba ningún tipo de compensación económica, solo superar su propio dolor, y que esa era la única razón por la que en febrero presentó una denuncia al respecto.
La historia no hizo más que complicarse cuando otra supuesta expareja del artista, Kaya Jones -una antigua componente de las Pussycat Dolls-, afirmó que daba credibilidad a la historia de Melissa ya que ella había podido vivir en primera persona el "carácter depredador" de Nick, al mismo tiempo que insinuaba que él había sido acusado en el pasado de otra agresión sexual.
Sin embargo, las autoridades de Los Ángeles han dado por zanjado ahora el asunto al anunciar que no presentarán cargos contra Nick debido a que dicho delito, incluso de haberse cometido, habría prescrito ya en 2013 al no haberse emprendido antes acciones legales al respecto. Esa noticia ha sido recibida con alivio por la antigua estrella juvenil: "Nick ha negado todas estas acusaciones desde el primer momento en que se enteró de su existencia el año pasado, y estaba convencido de que el fiscal llegaría a la conclusión de que no existían pruebas para presentar cargos contra él. Se alegra de poder dejar este asunto atrás", ha asegurado el representante legal del artista, que -al margen de esta polémica- estos días atraviesa unos momentos muy complicados debido a que el pasado lunes su esposa perdió el bebé que estaban esperando en la primera semana de gestación.
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Por su parte, Melissa ha reaccionado a la decisión de la justicia afirmando que había sido consciente desde el principio que su denuncia podía acabar siendo descartada debido a que, aunque el estado de California eliminó la prescripción de los delitos sexuales en 2016, no lo hizo de forma retroactiva, de modo que la nueva normativa no puede aplicarse a casos antiguos.
"Me consuela saber que mi testimonio ha sido recogido y documentado, investigado y archivado y que estará ahí si las autoridades vuelven a necesitarlo en un futuro.Yo conté mi experiencia, como muchos otros testigos. Romper mi silencio es lo mejor que podría haber hecho y espero que dé fuerzas a otras personas", ha asegurado en un comunicado público.
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