La hija de Rosie O'Donnell ha vuelto a despertar la preocupación de la opinión pública por sus problemas de salud solo unas semanas después de reconciliarse con su famosa madre, quien llegó a denunciar su desaparición en 2015, ya que habría sido ingresada en un hospital de Long Island (Nueva York) para someterse a una evaluación psiquiátrica. Aunque una fuente ha confirmado a E! News que la joven Chelsea se encuentra consciente y fuera de peligro, no se conocen más detalles sobre su estado o cuándo será dada de alta.
Según la información a la que ha tenido acceso Radar Online, Chelsea habría sufrido una sobredosis antes de ingresar en el centro médico, pero por el momento los portavoces de su madre se han negado a realizar comentarios al respecto.
Este último incidente en la familia O'Donnell llega después de que la famosa presentadora y humorista publicara un selfi junto a su hija, a quien adoptó junto a su exmujer Kelli Carpenter, en su cuenta de Instagram con motivo del cumpleaños de Chelsea, junto al mensaje: "Chelsea y yo. Qué gran diferencia puede marcar un año. Aún hay esperanza".
Anteriormente la joven había acusado a su madre de haberla expulsado de casa poco antes de su 18 cumpleaños debido a la mala relación que ambas mantenían, razón por la cual Chelsea acabó viviendo con la familia de su novio de 25 años cuando las autoridades la encontraron después de que Rosie denunciara su desaparición.
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"Me pidió que me marchara y que me llevara al perro. Rosie me dijo que ya tenía casi 18 años, y que ella ya tenía que aguantar suficientes problemas en el trabajo, y que no quería lidiar con más en casa. Sabía que yo tenía pensado marcharme, creo que esa fue la razón de que me echara. Me pidió que habláramos de lo que estaba pasando, pero yo no quise. Así que me pidió que le entregara mi móvil y mi ordenador, y lo hice, y unas horas después me mandó que me marchara. Yo no tenía pensado irme hasta que cumpliera los 18 el día 24", afirmaba la joven en una entrevista al periódico Daily Mail el pasado octubre.
Tras ser descubierta por unos "amables" agentes de policía en una casa de Nueva Jersey, Chelsea regresó a la mansión de Rosie en Nyack (Nueva York), donde, siempre según la versión de los hechos que ofreció en su momento, su madre la estaba esperando con sus maletas listas.
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"Había preparado dos bolsas con mi ropa. Diez minutos después de que la policía me dejara en su casa, ya estaba en el coche camino a casa de un amigo", aseguraba la joven en la misma entrevista.