Aunque el actor Eddie Redmayne siempre había disfrutado subido a un escenario, no se dio cuenta de que quería ganarse la vida en el mundo de la interpretación hasta que cumplió los 19 años.
"De pequeño era algo que me divertía hacer, pero no fue hasta que hice una producción de 'Cabaret' con 18 o 19 años cuando me di cuenta de que quería convertir la actuación en mi carrera", revela Eddie a la revista HELLO!
A día de hoy, y con un Óscar bajo el brazo por su papel en 'La teoría del todo', todavía tiene la impresión de seguir siendo un niño cuando se pone frente a las cámaras.
"Lo raro de esta profesión es que te sigues sintiendo como un niño jugando a ser actor. Hay una sensación de incredulidad que nunca te abandona. Hacer películas es como estar de vacaciones: conoces a gente, haces amigos y luego te separas y puede que nunca te vuelvas a ver", explica el intérprete.
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Ahora Eddie se siente increíblemente afortunado de haber triunfado en la industria del cine, a pesar de que en el fondo nunca fue uno de sus sueños.
"Nunca me fijé ninguna meta específica y mis ambiciones no pasaban por convertirme en una gran estrella. Solo me interesaba formar parte de una buena película, trabajar con gente con talento y aprovechar al máximo esas experiencias. Me siento muy agradecido. En general, este es un buen momento en mi vida".
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