Aunque en los últimos años su exitosa carrera musical le ha obligado a vivir a caballo entre su finca de Extremadura y Estados Unidos, el cantante Alejandro Sanz está decidido a ofrecer a su hija Alma todas las ventajas de vivir una infancia en su tierra natal, donde planea fijar el hogar familiar junto a su esposa Raquel Perera tras el nacimiento de la pequeña, un feliz acontecimiento que ya ha confesado que tendrá lugar también dentro de las fronteras españolas.
"Nunca nos hemos ido. Hemos estado temporadas largas fuera, pero nunca nos hemos ido realmente. Y, sobre todo, España nunca se ha ido de nosotros, que es lo importante. La niña va a nacer aquí y vamos a pasar bastante tiempo aquí. Yo no puedo vivir en un sitio solo, pero no por nada. En América afortunadamente tengo muchos compromisos y necesito una base para poder viajar sin necesidad de cruzar el charco cada vez. Pero este es nuestro país y nuestras familias están aquí y eso no va a cambiar nunca. Una más para el censo", declaró en conversación con el portal Mujer Hoy.
Pese a que continuará viajando frecuentemente para deleitar con sus actuaciones a su extensa base de fans al otro lado del océano, Alejandro no cree que sus compromisos profesionales interfieran en su papel como padre de su extensa prole, compuesta por Manuela (12), fruto de su extinto matrimonio con Jaydy Michel, Alexander (10) -nacido tras una breve relación con Valeria Rivera- y su primer hijo en común con su actual pareja Raquel Perera, Dylan, de tres años.
"En mi casa siempre estamos juntos, vamos en pandilla. Casi siempre me acompañan [mis hijos], incluso Alexander y Manuela. Estamos muy unidos y tenemos una vida muy familiar", aseguró el cantautor, para señalar justo después lo orgulloso que se siente de poder definirse a sí mismo como una figura paternal muy presente en la vida de sus retoños: "Creo que hay gente que vuelve todos los días a su casa y que está más ausente que yo".
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Pero a pesar de esa cercanía ninguno de sus hijos parece haber dado todavía señales claras de querer seguir los pasos de su exitoso padre, más allá del amor por la música que Alejandro ha intentado inculcarles desde temprana edad.
"A todos les gusta la música. Dylan tiene un 'toquetazo' de músico, pero a Manuela y a Alexander les encanta también. Yo no les voy a forzar a que hagan nada", concluyó.
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