Es una mujer atractiva, que a sus 28 años tiene un matrimonio encima con José Hernando Osorio, un hijo al que adora, Ángel y vive en Fontibón en la casa de su suegra. A eso se le suma un trabajo agotador y un sueldo que no le alcanza para nada. Aunque posee a su lado al hombre que ama, es cabeza de familia porque desde que su esposo perdió el trabajo hace año y medio, no ha podido conseguir otro.
Amelia parece mayor de lo que es y menos vanidosa de lo que le gustaría. No tiene tiempo ni para respirar, y desde que su esposo fue despedido en la compañía de maquinaria donde trabajaba como operario certificado, mantiene a su familia con el salario mínimo que le pagan como acomodadora de góndolas en un supermercado.
La historia comienza cuando Amelia se entera que en la sede del supermercado donde trabaja están buscando un reemplazo para una supervisora que renunció. Esto, para ella, significaría ganarse más del doble de lo que se gana, pero el problema es que no tiene posibilidades porque su jefe exige un título al menos técnico para aspirar al puesto.
Amelia entiende que sin un título nunca va a progresar y decide inscribirse en la Graham, una universidad técnica no tan prestigiosa, pero accesible para sus ingresos. Lo hace así José no está de acuerdo con que ella vuelva a estudiar. Amelia no está dispuesta a renunciar a sus sueños y, con el carácter aguerrido que la caracteriza, desafía a su marido y arranca sus clases nocturnas en la universidad.
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