Aunque podría limitarse a disfrutar de su estatus como estrella de cine, Brad Pitt considera que aún le quedan muchos retos por afrontar, por lo que decidió cambiar el glamour de Hollywood en favor de la tranquilidad de la campiña francesa para ponerse al frente de sus viñedos Miraval, donde está tratando de aprender todo lo relacionado con la producción de vino.
"Ahora soy simplemente un granjero. Me encanta adquirir conocimientos nuevos sobre la tierra, y qué terreno es más adecuado para cada uva; vivir el estrés de los meses de septiembre y octubre de primera mano... Disfruto arrancando las malas hierbas y paseando por el campo", aseguró a la revista especializada en vinos Wine Spectator.
Pero pese a mantener una actitud humilde y predispuesta a aprender, Brad también está convencido de que tiene mucho que aportar a la hora de dirigir la bodega que adquirió junto a su mujer Angelina Jolie en 2012 por 60 millones de dólares (44 millones de euros).
La pareja ha decidido abordar su nueva aventura profesional "como una película", una estrategia que está demostrando dar sus frutos tras ver como la producción se ha incrementado de 5 800 cajas en 2011 a 16 000 en la última cosecha.
Publicidad
"El modelo de negocio no tenía sentido para mí. Así que pensé que podríamos abordarlo como si se tratara de una película más. Quería hacer algo de lo que pudiésemos sentirnos orgullosos, y que toda mi gente pudiera disfrutar junto a nosotros", concluyó.