Lucila está destrozada por ver a Ismael casarse de nuevo con alguien que no es ella, así que, sin importarle nada, decide emborracharse en plena celebración de la boda. Claudio y Escobita van a su rescate y logran llevársela a su casa.
Allí, a Lucila se le la lengua y le termina contando a Escobita que su papá no perdió todo el dinero y que tan solo se trataba de una prueba para sus hijos.