Mabel está desesperada por hablar con Felicito y decirle todo lo que piensa de él, pero como no le contesta decide dejarle un mensaje de voz. Allí le dice que es un cobarde por no haber sido capaz de contarle a su esposa que tenía una amante, sino que había sido la misma Gertrudis la que se había enterado de todo gracias a la policía.
Al escuchar esto, Felicito pierde la cabeza y no le importa arruinar su propia fiesta de celebración para pelear con el Capitán Silva y sacarlo a golpes del lugar por sus comentarios inoportunos.