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Cabezote Los Informantes

René Martínez Gutiérrez y la desgracia de tener un homónimo buscado por las autoridades

La desgracia de tener un homónimo y la lucha desesperada por defender la honra, la libertad y un nombre y un apellido es el calvario que vive el colombiano René Martínez Gutiérrez.

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La mala suerte de tener un homónimo se ha convertido en la desgracia de René Martínez Gutiérrez que está agotado de tener que aclararle a las autoridades que no es el mismo René Martínez Gutiérrez que están buscando. Al principio, parecía ser un error fácil de corregir, pero con el tiempo se ha convertido en un verdadero drama. Los Informantes estuvo con él días después de su última captura y lo acompañó a tomar el vuelo de regreso hacia el exilio.

Mi papá muere casi ocho días después de que yo llego, cree que soy capturado, el Gobierno del Perú se encargó de robarme esa oportunidad, de no ser humanitarios tampoco con una persona inocente”, desde hace 13 años, René Martínez está viviendo una pesadilla por cuenta de la justicia peruana y de Interpol que buscan a un supuesto narcotraficante que tiene su mismo nombre y apellido, ha sido capturado y encarcelado tres veces.

La última vez fue el pasado 13 de enero cuando viajó desde Estados Unidos donde vive con su esposa y sus dos hijos hacia Colombiaa despedirse de su papá que estaba hospitalizado y desahuciado por los médicos tras una penosa enfermedad. Se fue a vivir a Estados Unidos hace siete años porque en Colombia le robaron la tranquilidad, su drama comenzó la vez que fue a sacar un pasado judicial. “Voy a solicitar mis antecedentes penales y disciplinarios y es allí donde me capturaron por primera vez”.

Asegura que ha sido toda su vida un hombre trabajador que no le debe nada a nadie, mucho menos a la justicia, pero se encontró con un panorama aterrador que le ha hecho la vida pedazos. “Estoy buscado a nivel internacional en 158 países por una circular roja Interpol Perú y ahí es donde yo empiezo con todo este sufrimiento”. Un calvario que pensó que iba a ser corto por tratarse de un error, pero se ha extendido por más de una década. “Pensé debe ser un error, debe ser un homónimo”. La situación pasó de castaño oscuro dos años después cuando a su negocio de venta de motos llegaron nuevamente a capturarlo. “Ellos llegan a mi establecimiento y lo primero que me piden es mi documento de identificación, ellos llaman a la central por radio y dicen ese es el delincuente, captúrenlo”.

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Se lo llevaron como si se tratara del peor delincuente, “me sacan esposado delante de clientes, delante de compañeros de trabajo, con un escuadrón completo de búsqueda, de allí soy trasladado, esposado de manos y pies para la Cárcel Nacional de Cómbita, al pabellón de Máxima Seguridad Extraíbles”, un espacio construido para recluir a los delincuentes más peligrosos del país que esperan ser enviados a prisiones en el exterior para que respondan por los delitos cometidos en otros países.

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