Pese a que actualmente Miranda Kerr y Orlando Bloom podrían dar clases a otras celebridades sobre cómo manejar de forma modélica un divorcio, la modelo reconoce que no todo fue tan llevadero como podría parecer cuando el padre de su hijo y ella decidieron separarse en 2013. En su caso, la modelo acusó el fracaso de su matrimonio de forma mucho más dura de lo que ella misma habría podido prever.
"Cuando Orlando y yo nos separamos caí en una depresión muy, muy fuerte. Nunca había comprendido la naturaleza o la intensidad de un sentimiento de ese tipo porque siempre había sido una persona muy alegre por naturaleza...", afirma la guapa australiana, madre del pequeño Flynn junto a su exmarido, en la edición canadiense de la revista ELLE.
Miranda consiguió superar esa etapa tan sombría de su vida al mantener en todo momento una actitud positiva que le permitiera analizar la situación desde un enfoque constructivo.
"Cada pensamiento que tienes afecta a tu realidad, y tú eres el único capaz de controlar tu mente", asegura convencida. "Antes de acostarme y de levantarme, me tomo un tiempo para sentirme agradecida y decir: 'Gracias por este día maravilloso, por el techo que hay sobre mi cabeza, por el hecho de que mi hijo y yo disfrutamos de buena salud, y gracias por mi familia'".
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Actualmente la modelo ha rehecho su vida junto a su prometido, Evan Spiegel, una estabilidad que ha conseguido que se muestre abierta a la idea de ampliar la familia.
"Estoy muy contenta solo con un hijo, pero no descarto la posibilidad de tener más. Flynn me dice a menudo que sus amigos tienen hermanos y hermanas, y me pregunta si él también va a tener, y yo siempre le digo que a lo mejor sí", revelaba recientemente al periódico Daily Telegraph.
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Por: Bang Showbiz