Que la fama puede traer consigo multitud de problemas es algo que muchas celebridades han vivido en primera persona, sin embargo no ha sido así en el caso de Keira Knightley. La actriz, que saltó a la fama al protagonizar la película 'Quiero ser como Beckham' en 2002, se muestra muy orgullosa de haber podido lidiar con el éxito desde muy joven sin haber caído en peligrosas adicciones como sí le ha sucedido a algunos de sus compañeros de profesión.
"Afortunadamente fue hace tanto tiempo que no puedo recordar cómo fue [saltar a la fama]. Pero aún estoy aquí, aún estoy viva y no soy una drogadicta, así que debe haber ido todo bien", aseguró a la revista Loaded.
Desde que se casara en 2013 con James Righton, vocalista del grupo Klaxons, la intérprete ha conocido desde dentro la industria musical y por ello puede afirmar con rotundidad que en su opinión las jóvenes promesas de la canción tienen más posibilidades de verse envueltos en el mundo de las drogas que la gente del mundo del cine porque intentan llevar un ritmo de vida mucho más al límite.
"Traspasan la línea muchas veces. Muchos de ellos viven su vida de la manera más extrema que pueden, y eso es algo increíblemente fascinante para muchas personas. Siempre nos han impresionado los jóvenes que no tienen miedo a nada y que coquetean con la muerte. Es como una atracción fatal. En gran parte, el rock'n'roll es sobre eso", declaró.
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