Pese a que su esposa Kim Kardashian es una de las estrellas televisivas más famosas, el polémico Kanye West no está dispuesto a permitir que su hija North viva expuesta a la misma atención mediática que sus padres, una decisión que nace de su miedo a que los numerosos paparazzi que siguen diariamente a la pareja pongan en peligro a la pequeña.
Una de las mayores preocupaciones del rapero es que los numerosos aparatos de control remoto que sobrevuelan a diario su jardín para intentar sacar fotografías de su retoño pierdan el control y acaben "electrocutando a North" mientras se baña en la piscina.
"¿Acaso tú tienes que aguantar que acosen a tu hija con aparatos de control remoto? ¿Tienes cámaras sobrevolándola mientras intenta aprender a nadar con solo un año? ¿Qué pasaría si uno de los reporteros perdiese el control de una de las cámaras y el aparato acabase cayendo en la piscina donde se baña? ¿Electrocutaría a mi hija?", declaró Kanye durante su comparecencia ante un tribunal el año pasado por agredir al fotógrafo Daniel Ramos, según recogen los documentos obtenidos ahora por el portal TMZ.
De hecho, el intérprete no tuvo ningún reparo en asegurar al abogado encargado de tomarle declaración que la falta de intimidad había sido una de las mayores motivaciones para vender su vivienda en aquel entonces.
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Tras su testimonio, el marido de Kim Kardashian fue condenado a dos años de libertad condicional, a 250 horas de trabajo comunitario y a asistir obligatoriamente a un curso para aprender a controlar su ira.
En la actualidad, el mediático matrimonio está ultimando los preparativos de su nueva mansión de Los Ángeles, situada cerca de la casa de la abuela materna de North, Kris Jenner, donde esperan poder garantizar la privacidad de su pequeña gracias a su pabellón de juegos de 97 metros cuadrados y a las dos piscinas de la propiedad, valorada en 20 millones de dólares.
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