Angie sufrió bullying constante por parte de sus compañeros, su familia y, especialmente, de sus parejas por su físico. Eso la hizo entrar a un gimnasio y se dedicó al ejercicio de manera obsesiva al ver los cambios positivos que tenía su cuerpo.
Sus compañeras de universidad, al ver su transformación, le empezaron a pedir que las entrenará y con ese trabajo pudo terminar de pagar sus estudios de ingeniería civil.
Practica calistenia hace tres años, le gusta porque maneja su peso corporal y porque tiene mucho trabajo mental.
Angie quiere demostrar en el Desafío que las personas de su región son muy guerreras, unidas, y cero individualistas; sin embargo, su miedo más grande es la convivencia porque no soporta que la griten, cree que la gente confunde liderazgo con prepotencia y ella es una líder innata.
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