Después de las profundas divisiones que trae cada elección presidencial es bueno recordar que estamos en la misma barca y el mejor ejemplo es la lucha a muerte que dimos, juntos, hace poco contra un virus que puso al mundo en jaque. Equipos científicos de todo el mundo trabajaron de sol a sol por salvar a la humanidad. Sin banderas, sin discursos políticos y sin pegar el ojo ni para dormir, un cerebro fugado de Cuba lo hizo posible. Otra revolución: la vacuna que era de vida o muerte.
Aunque hemos ido recuperando la normalidad, todavía hay defensas a la baja y la necesidad de una dosis de refuerzo, pero no hay que olvidar la lucha épica de un grupo de científicos que dejaron de lado sus diferencias, trabajaron juntos por el bien común y se quemaron las pestañas hasta encontrar una vacuna contra el