Pese a todas las pruebas, Gertrudis se niega a creer que su hijo es un criminal

Felicito le pide a Gertrudis que le diga el paradero de Miguel para que puedan capturarlo, pero ella se niega e intenta protegerlo.

Gertrudis no sabe si creer en lo que dicen las autoridades y enviar a Miguel a la cárcel o darle una oportunidad para que siga corrigiendo su vida en Bogotá.

Aunque Felicito le deja en claro que Miguel tiene que pagar por todo lo que ha hecho, sobre todo por el asesinato de su tía Dalila. 

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