Después de pasar varios días en la aldea buscando su paz interior, Alejo decide cumplir su destino y volver a la ciudad para retomar su rutina diaria. Perder a Elizabeth lo afectó mucho, pero está dispuesto a pasar la página y escribir una nueva historia en su vida.
Antes de morir, Don Camilo, líder de la aldea, dejó una carta en la que elogiaba las aptitudes de Alejo y lo declaro como su sucesor para dirigir el lugar. Sin embargo, el cachaco no aceptó esta responsabilidad para irse en busca de un nuevo horizonte.