Desde que pusiera definitivamente fin al consumo excesivo de alcohol y estupefacientes que marcó buena parte de sus años en Wall Street, el excorredor de bolsa Michael Lohan, conocido también por ser el padre de la actriz Lindsay Lohan, se ha implicado activamente en diversos programas con los que asesorar y prestar asistencia a aquellos que tratan de superar sus adicciones.
De la intensa labor que ejerce para ayudar a otros a librarse de tan destructivos hábitos se desprende ahora una campaña para conseguir que el gobierno federal, presidido ahora por el controvertido Donald Trump, apoye su propuesta de facilitar el acceso de los pacientes a un potente medicamento conocido como Naltrexone, que a su juicio debería formar obligatoriamente parte de los tratamientos empleados en cualquier centro de desintoxicación.
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"Esta epidemia [el alcoholismo y la drogodepencia] supone una amenaza mucho mayor para nuestro país que el peligro de permitir que los musulmanes entren en Estados Unidos. De hecho, mucha más gente ha muerto solo este año debido al consumo de drogas, de alcohol y de las sustancias que se usan para tratarlo, que a las actividades terroristas de las que ha sido víctima Estados Unidos en los últimos 20 años. Lo único que está haciendo el sector ahora mismo es sustituir la heroína ilegal por otra heroína médica (Suboxone) que la prescriben los propios médicos, y al final estas personas vuelven a caer en el abuso de drogas", reza un extracto del ensayo que Michael Lohan ha publicado en el diario The New York Post, y que desemboca en la formulación de una iniciativa que considera fundamental para erradicar de raíz tan preocupante panorama.
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"La mejor opción es recurrir al Naltrexone, ya que se ha demostrado que inhibe por completo el efecto del alcohol y los opiáceos en el organismo. ¿Pero acaso ha tenido en cuenta el gobierno la idea de incluir de forma obligatoria este medicamento en los programas de desintoxicación? No ha sido así", denuncia en la conclusión de su carta, que ha sido remitida directamente al abogado personal del mandatario, Michael Cohen.
Además de la situación de dependencia extrema que él mismo sufrió durante varias décadas, Michael Lohan ha sido testigo de cómo la más famosa de sus vástagos, Lindsay, batallaba hasta hace poco con adicciones similares que motivaron más de una estancia en rehabilitación. La joven de 30 años, que reside actualmente en Dubái, logró deshacerse finalmente de esa losa en el año 2014 y se mudó a Londres, entre otras razones, para escapar del estilo de vida desenfrenado de ciertos ambientes de Los Ángeles.
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Por: Bang Showbiz
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