Burr llegó a Colombia con el fin de adoptar a dos niños que estaban en manos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y quienes fueron rescatados del abandono y la violencia.
Su sueño de ser padre casi se vuelve una pesadilla por hablar de su orientación sexual. Por más de nueve meses libró una batalla judicial por la custodia de los dos pequeños, lo cual generó una polémica nacional sin precedentes y estuvo a punto de mandarlo a la cárcel. Tras varias batallas legales ganó la guerra y siete años después cuida a su familia en EE.UU.