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La Gorda Fabiola habla del problema de obesidad que la ha puesto al borde de la muerte

“Fabiola se está muriendo, literal”, narra la humorista las palabras de los médicos, mientras revela toda la realidad de las consecuencias que han llegado a su vida por el sobrepeso, incluso, hasta que Polilla ordenó que la desconectaran de la vida artificial.

Empezando desde su nacimiento, la Gorda Fabiola contó que pesó 11 libras y media, siendo una bebé que ya venía con obesidad y, sumado a esto, su madre la sobrealimentó durante la niñez y le dio malos ejemplos de nutrición.

Cuando ya tenía 14 años empezó a sufrir bullying, pues le decían ‘Tanque de guerra’, ‘Bola de grasa’ y ‘Bola de cebo’, apodos que en ese momento no le afectaban mucho, pues ella se veía bonita en el espejo.

Desde la adolescencia, Fabiola empezó con dietas y pastillas, de las cuales no medía las consecuencias y, aunque sí le sirvieron para adelgazar, ya los muchachos no la veían bonita.

Pasaron los años y la humorista tuvo su primer hijo, algo que le trajo una descompensación y llegó a superar los 120 kilos. Por supuesto, aparecieron más dietas, pues aplicaba todo lo que le recomendaban para bajar de peso, sin embargo, nunca lo conseguía porque no tenía la suficiente fuerza de voluntad.

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Estando obesa, llegó su trabajo en televisión y en dos meses se convirtió en la famosa Gorda Fabiola, por lo que de su vida se fueron los estereotipos de belleza, pues se había ganado el corazón de los colombianos teniendo sobrepeso. Por supuesto, su única preocupación en estos momentos era conservar su “circunferencia”, como ella misma lo asegura.

Aunque para ella era muy rico comer y comer, no todo fue color de rosa, ya que de un momento a otro le diagnosticaron diabetes y su salud ya le estaba pasando cuenta de cobro.

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Luego, Fabiola tuvo a su tercer hijo con Polilla y quedó pesando 147 kilos, algo que la llevó al desespero y se hizo una cirugía bariátrica con la que bajó hasta 90 kilos.

A pesar de haber rebajado, tiempo después sufrió varios infartos y se dio cuenta que había perdido el 60% de su corazón. Inmediatamente, fue llevada a reanimación en cuidados intensivos para recibir una cirugía de corazón abierto.

Lo que no sabía la Gorda era que estaba desnutrida y que esto casi la mata, más que los mismos infartos, pues aparentemente estaba con sobrepeso, pero en realidad no se alimentaba bien.

 

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El panorama para la humorista cada vez era peor, pues la entraron a cuidados intensivos en un coma inducido y entubada por 23 días. Todos los días perdía un órgano y se debatía entre la vida y la muerte.

Llegó lo más trágico y doloroso: los médicos hablaron con Polilla para decirle que estaban perdiendo a Fabiola, pues sus riñones y sus pulmones ya no funcionaban, por lo que su esposo dio la orden de que la desconectaran porque estaba con vida artificial.

Cuando la batalla parecía perdida y no había nada qué hacerle, al parecer, sucedió un milagro. Polilla regresó a la clínica, la encontró sentada en la cama y escuchó su voz ronca que le dijo: “Hola, papi”.  

 

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Por eso, después de estar casi muerta y recuperarse, la Gorda asegura “existe el cielo y el infierno” y ella misma los describió. Ahora, son los únicos recuerdos que tiene luego de estar 23 días en coma.

Tras pasar muchos momentos difíciles, la famosa humorista da un importante consejo y es “quererse a sí mismo”.

 

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